Por: Andrea Pallares.
Ultrajado y manoseado: así se veía, a lo lejos, un canasto repleto de prendas en oferta. Los posibles compradores solo seguían tocando y detallando la calidad de los productos que ya habrían pasado por cientos de manos más. Alrededor solo se podía visualizar un panorama igual al del pequeño canasto, pero a gran escala.