Para consolidarse como Departamento, el territorio tuvo que “sudarse” el título. Hay hallazgos que muestran que hubo diversas situaciones que le dieron y quitaron el nombre, pero no vayamos tan rápido.
Todo inició en el siglo XV, allí dos poblaciones se asentaron en el territorio: indígenas y españoles. Los primeros llegaron a lo que hoy se conoce como Tubará, Usiacurí, Piojó, Galapa, Malambo, Baranoa y Suan. Los segundos fundaron Sabanalarga, San Juan de Acosta, Manatí, Santo Tomás y Polonuevo.
Luego de eso, lo que parecía una eterna discusión de si debía pertenecer a la Provincia de Cartagena o merecía autonomía, terminó el 11 de abril de 1905, cuando el presidente Rafael Reyes (1904-1909), incluyó dentro del plan de modernización el nombramiento de Diego A. De Castro como Gobernador General del Atlántico.
Esto no terminó ahí, en 1098 volvieron a nombrar al Atlántico como Departamento de Barranquilla, pero al pasar un año, lo volvieron a integrar al territorio de Bolívar. Así fue hasta la llegada de la ley 21 del 14 de julio de 1910, donde se estipuló que definitivamente era un departamento y Barranquilla, su capital.
Ahora, Atlántico es bañado por el Mar Caribe y el Río Magdalena, comparte la casa del Mono Tití Cabeciblanco con Bolívar, y en cada uno de sus municipios y en la capital, guarda grandes historias que han transcurrido en este espacio desde hace más de 114 años.